Según la mitología Tehuelche, Elal fue un héroe educador, maestro de caza y protector de la comunidad. La enseñanza de Elal fue adoptada por la familia Loyaute, que se asentó en la lejana Patagonia y aprendió a vivir en ella, comenzando con el comercio ambulante, donde sus principales clientes eran los Tehuelches. Emilio Loyaute transportaba mercaderías en carros o vagonetas con las que comerciaba pieles y cuero a cambio de otros productos. La presencia de Loyaute en la zona, resultó fundamental para muchos pioneros, ya que arribaban a la región trabajando para él hasta que pudieron ocupar tierras y establecerse como ganaderos. En 1935 los herederos de Estancia Loyaute erigieron un nuevo casco unos 500 metros al norte, al pie de la falda de la margen sur del valle, aprovechando los manantiales que brotaban en esas tierras orgánicas.


Hoy la tercera y cuarta generación, siguiendo el espíritu emprendedor de Emilio Loyaute, decide dar a conocer el recurso tan valioso que llevó a la familia a asentarse en la zona, y que acompañó a todas las generaciones hasta el día de hoy, a través de ELAL.